20 Versículos Bíblicos de Adoración

La adoración es la expresión del amor que tenemos en nuestro corazón hacia el Señor. Demostrémosle a Dios por medio de la adoración cuánto lo amamos.

En la biblia encontraremos infinidad de versículos cortos que hablan sobre la adoración al Señor, incluso veremos siervos que, a pesar de encontrarse en periodos de tribulación, no se olvidaron de adorar a Dios.

Versículos sobre adoración

En este artículo te mostraremos los mejores versículos que nos enseñan a que debemos adorar al Señor en todo momento, en los buenos y en los malos días.

Salmos 150:6

Que sea toda la creación la que adore al Señor, porque él es bueno y misericordioso.

¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! (Salmos 150:6).

Génesis 22:5

En este versículo podemos apreciar que en los tiempos antiguos los hijos de Dios realizaban retiros para estar a solas con el Señor y así adorarlo sin interrupciones para que así su presencia se manifestara.

Esperen aquí, con el asno, y el niño y yo iremos hasta ese lugar; allí adoraremos, y luego volveremos aquí mismo. (Génesis 22:5).

Juan 4:24

Cuando adoramos al Señor, podemos entrar en una atmósfera de espiritualidad y para eso es necesario que le adoremos con nuestro espíritu y de todo corazón, porque esa es la forma de conectar con Dios que es Espíritu.

Dios es Espíritu; y es necesario que los que lo adoran, lo adoren en espíritu y en verdad. (Juan 4:24).

Éxodo 4:31

La adoración también es una forma de agradecer al Señor por todas las cosas buenas que hace por nosotros. Así en esta ocasión el pueblo adoró a Jesús por haber visitado a los hijos de Israel.

Y el pueblo creyó. Y al escuchar que el Señor había visitado a los hijos de Israel y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron. (Éxodo 4:31).

Habacuc 3:17-18

Aún ante las circunstancias adversas de la vida, no debemos olvidarnos del Señor, adorémosle aún ante la tempestad, porque su presencia siempre está con nosotros.

Aunque todavía no florece la higuera, ni hay uvas en los viñedos, ni hay tampoco aceitunas en los olivos, ni los campos han rendido sus cosechas; aunque no hay ovejas en los rediles ni vacas en los corrales.
Yo me alegro por ti, Señor; ¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación! (Habacuc 3:17-18).

Éxodo 33:10

En los tiempos de antes, la presencia de Dios se manifestaba a través de una columna de nube en la entrada del tabernáculo. Cuando el pueblo veía esto, iban a sus casas a adorarle, así debemos ser nosotros, cuando sintamos la presencia del Señor, adorémosle.

Y cuando todo el pueblo veía la columna de nube a la entrada del tabernáculo, se levantaba cada uno e iba a la entrada de su tienda para adorar. (Éxodo 33:10).

Salmos 71:8

Tengamos presentes al Señor en todo momento y adorémosle, pronunciemos alabanzas a Dios.

Mis labios rebosan con tu alabanza, y proclaman tu gloria todo el día. (Salmos 71:8).

Deuteronomio 26:10

Recuerda dar al Señor la parte que le corresponde de todo aquello que él te haya entregado. Y ora al Señor para que reciba tu ofrenda con olor grato.

Por eso ahora vengo aquí, con los primeros frutos de la tierra que tú, Señor, me diste. Todo eso lo pondrás delante del Señor tu Dios, y delante de él te postrarás. (Deuteronomio 26:10).

2 Corintios 1:3

Bendigamos y adoremos a Dios, porque él es un Dios misericordioso y ante nuestras aflicciones nos ofrece consolación.

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación. (2 Corintios 1:3).

Jueces 7:15

En esta ocasión Dios le había mostrado a Gedeón que le entregaría la victoria de la batalla a los israelitas, y antes de hacer cualquier otra cosa Gedeón le adoró dándole gracias por esta bendición.

Al oír Gedeón el sueño y su interpretación, adoró al Señor; luego regresó a su campamento, y dijo: “¡Arriba todo el mundo! ¡El Señor ha puesto a los madianitas en nuestras manos!”. (Jueces 7:15).

Romanos 11:36

Reconozcamos que todo a nuestro alrededor es gracias al Señor y por él. Adorémosle por la inmensidad de su poder, gloria y amor.

Ciertamente, todas las cosas son de él, y por él, y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén. (Romanos 11:36).

2 Reyes 17:36

Dios le habla al pueblo de Israel para decirles que le adoren y dejen a los dioses paganos de lado, porque fue Él quien los sacó de la esclavitud de Egipto.

Sólo me temerán a mí, el Señor, que con gran poder y con brazo extendido los saqué de Egipto. Sólo a mí me temerán y adorarán, y ofrecerán sacrificios. (2 Reyes 17:36).

Salmos 143:6

Necesitamos de la presencia de Señor en nuestras vidas, adorémosle y recibamos su gloria por medio de la oración.

Elevo mis manos hacia ti, pues tengo sed de ti. ¡Soy como tierra seca! (Salmos 143:6).

Job 1:20

A pesar de que grandes desgracias vinieron a Job y del dolor de su corazón, él no se olvidó del Señor, y aún en medio de la tempestad, se refugió en Dios y le adoró.

Entonces Job se levantó y se rasgó las vestiduras, se rapó la cabeza en señal de luto, y con el rostro en tierra adoró al Señor. (Job 1:20).

Salmos 5:7

Vayamos a la congregación y adoremos al Señor por su infinita misericordia.

Yo, por el contrario, y por tu gran misericordia, puedo entrar en tu templo y alabarte reverente. (Salmos 5:7).

Salmos 22:27

Cuando llegue la segunda venida del Señor, todas las naciones de la tierra se inclinarán y adorarán al Rey de reyes y Señor de señores.

Todos los rincones de la tierra invocarán al Señor, y a él se volverán; ¡ante él se inclinarán todas las naciones! (Salmos 22:27).

Salmos 96:9

Cuando estemos en la presencia del Señor, adorémosle porque él es 3 veces santo. Que toda la tierra lo reconozca y adore.

¡Adoren al Señor en la hermosura de la santidad! ¡Tiemblen ante él todos en la tierra! (Salmos 96:6).

Zacarías 14:17

Al igual que en los tiempos antiguos, cuando llegue la época de la bendición, Dios no se olvidará de los que le adoran y a estos colmará de bendiciones.

 Y sucederá que a las familias de la tierra que no hayan acudido a Jerusalén para adorar al Rey, el Señor de los ejércitos, no les caerá nada de lluvia. (Zacarías 14:17).

Mateo 2:11

Cuando Jesús nació y llegaron los Reyes Magos, lo primero que hicieron fue adorar al niño y luego le entregaron las ofrendas que habían traído para él.

Cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y, postrándose ante él, lo adoraron. Luego, abrieron sus tesoros y le ofrecieron oro, incienso y mirra. (Mateo 2:11).

En cada momento de nuestras vidas, no nos olvidemos de adorar al Señor, aun cuando nos encontremos ante adversidades, porque Dios es bueno y para siempre es su misericordia, adorémosle y demos gracias por su amor.

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